Volver a
reintegrarse después de un tiempo de descanso, sea por alguna lesión o algún
imprevisto, te permite ver el dojo desde otro punto de vista, mucho más
armonioso, mucho más que volver a sudar, te reencuentras con tu aprendizaje, te
pones al día.
Te das
cuenta donde has fallado, cuales son las técnicas que mejor dominas y observas
el gran aprendizaje que ha tenido tus hermanos aikidokas.
Tomar un
descanso cuando es necesario, es una forma de aikido, aunque yo le llamo
“hacerle un tenchi a la vida”
Un
retroceso oportuno, no es una retirada, es una estrategia de supervivencia,
cuando debemos cuidar una lesión, o cuando sencillamente nuestro espíritu
necesita un compás de espera para reorganizarse, tanto en nuestra vida
cotidiana como en el aikido, aunque para un aikidoka es difícil ver la línea
divisora entre su vida cotidiana y su vida marcial.
Esas
amargas retiradas, al final del camino, descubres que son muy dulces, te
devuelven a un mundo de verdad, de reencuentro, de valorar años de práctica,
pero sobre todo, haces las paces contigo mismo.
Veronica Galla
No hay comentarios.:
Publicar un comentario